Otoño
En el sombrío firmamento de mi existencia, en forma inesperada, aparecen unos puntitos luminosos que titilan débilmente en la distancia, esas pequeñas luces, casi imperceptibles, llaman poderosamente mi atención, poco a poco van tomando forma tienen luz propia y diferentes tamaños, se acercan y las veo con mayor claridad, son cinco estrellas que, de inmediato, rompen en pedazos la oscuridad reinante, saltan, se deslizan y se persiguen en un divertido juego de risas y travesuras, siento que todo se transforma, ahora solo hay alegría, paz y tranquilidad.
Corren luego con gran alborozo y, una a una, se van acomodando dulcemente en el centro de mi corazón, atrás quedaron las sombras y la soledad, hoy un cielo puro y diáfano nos cubre y aunque la luz de mi propia estrella se va extinguiendo inexorablemente, vivo con la certeza de que ellas estarán siempre ahí, acompañándome e iluminando mi camino hasta el final.
Te doy infinitas gracias, Dios mío, por este regalo hermoso que le ha devuelto la esperanza a mi vivir.
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